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martes, 8 de abril de 2014

Experiencia GIFF


Mi experiencia en GIFF ha sido inigualable en muchos sentidos. Primero que nada, me siento bendecido y agradecido por la oportunidad de pertenecer a esta gran familia que se conoce como el “Festival Internacional de Cine de Guanajuato”; si bien, no soy parte del staff de planta, me siento parte de este gran proyecto. Es el segundo año consecutivo que participo en Identidad y Pertenencia, este año con el documental “El Noveno Horno” dirigido por Erika Oregel y Emmanuel Vargas. Ocupo el puesto de asistente de producción enfocado en Relaciones Públicas y Finanzas. Mi puesto, que ha sido similar durante los dos años, me ha ayudado a crecer como profesionista y persona, ya que he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas que aman el cine y que están dispuestas a aportar aunque sea un pequeño granito de arena para ayudarnos a cumplir nuestro sueño de llevar a la pantalla grande nuestro cortometraje; además, considero que me desenvuelvo bien en esta área y se nota. Me siento muy cómodo con mi equipo este año, creo que nos estamos acoplando muy bien y existe mucha comunicación entre nosotros, y eso es importante para que todo fluya positivamente. Recuerdo que el año pasado dije que sería mi primera y última vez participando en el GIFF, pero definitivamente no cambiaría esta experiencia por nada del mundo, pues me llena, me edifica y me aporta muchos elementos que seguramente no encontraría en otro lugar. Sigamos adelante, y ¡más cine, por favor!







“GIFF, una experiencia inigualable”
Ahora en la etapa de producción es cuando el conocimiento adquirido se pone en marcha, cuando las ganas, el esfuerzo, el compromiso y el reto de El Noveno Horno se verán más inmersos en la historia de la creación del documental; GIFF como tal ha sido mentor de todos los sueños y aspiraciones personales para lograr un gran documental, en el que se pretende mostrar las ganas de que el cine y las buenas historias se conozcan, así pues creo que en gran medida es esta etapa la que dictará gran parte de lo que el equipo conforma, una gran familia unida para un bien común, y como productora espero lograr esa conexión dentro y fuera del equipo, para nosotros mismos y para un público que espera lo mejor de El Noveno Horno, y que gracias al apoyo mutuo y de otras personas lograremos salir adelante y triunfadores de cada etapa del proyecto.

Además de la motivación emocional, GIFF nos ha proporcionado grandes talleres que forman una gran base dentro del conocimiento para la realización del documental, personalmente he aprendido más de mi puesto y del de los demás, ahora trabajamos más como un equipo que ve una meta fija, y sabemos exactamente qué debemos hacer cada quien para que como equipo todo salga adelante, es así como la formación en los talleres fue una ayuda enorme que hace que la calidad de los equipos y del material que se presentará sea magnífico.
Una nueva etapa comienza, y con ella un cúmulo de emociones empiezan a nacer. El compromiso, los nervios, la energía, la sed de conocimiento y el simple hecho de hacer que esta historia tenga un peso vívido en la sociedad hacen que, como equipo, y personalmente el reto sea mayor. Como en cada etapa me complace mucho la idea de compartir el tiempo con los personajes y es en esta, la etapa de producción, donde toda la conexión saldrá a flote; personalmente creo que la confianza formada con los involucrados será mucho mejor en este momento, y así el compromiso de GIFF y El Noveno Horno se verán establecidos en un solo camino, el que llevará a que el esfuerzo rinda frutos.






Cada vez vamos avanzando más, el documental va tomando más forma. Aún puedo recordar los primeros días en los que busqué historia para proyectar. Algunas personas trataban de desmotivarme diciendo que la historia no era agradable o que yo no podría con un proyecto así, otras más me animaban y además me ayudaron para enviar una historia. Ahora que hemos avanzado y estamos cerca de la meta, puedo estar completamente seguro que he disfrutado cada minuto dentro del GIFF, no cabe duda que tomé la mejor decisión en intentar dar el primer paso. Gracias a esta experiencia, ha despertado unas ganas inmensas de saber más sobre cine, crear cortometrajes y pensar en bellas historias que puedan ser de interés. Ahora que ya estamos en esta etapa del documental, se siente agradable poder contar con el apoyo de varias fuentes, la Universidad de Celaya por ejemplo, nos ha apoyado en todo momento, GIFF con los talleres que imparten, los patrocinadores por su confianza, amigos y ni que decir de nuestras familias que creen en nosotros y nos dan esa libertad de poder experimentar estos momentos. Así pues, puedo resumir todo esto en cinco palabras “me estoy enamorando del cine”.






"MANOS A LA OBRA"
Conforme nos acercabamos a la etapa de producción comenzamos a sentir esta aventura como un compromiso que requiere sacrificios: ya no dormimos como antes ni comemos ni vemos a nuestros cercanos tan seguido. Sin embargo, el sacrificio vale su peso en oro. Si me preguntasen si lo volvería a hacer, sin duda lo haría. Desde que comenzamos este proyecto el equipo de El Noveno Horno se ha convertido en esa segunda familia: encuentro en cada uno de ellos una fascinación por el compromiso. Todos y cada uno trabajamos por un bien en común y creo eso nos mantiene en armonía. Por supuesto, la carga de trabajo nos mantiene de vez en cuando los nervios de punto; sin embargo, el hecho de que Cada uno esté consciente de su trabajo y del cómo la chamba de uno depende del esfuerzo del otro y viceversa ayuda mucho a seguir trabajando pese a cualquier condición. Una vez dentro de la etapa de producción la magia comienza a tomar forma. la primera condición que se le puso al equipo se vuelve realidad: las intenciones de cada integrante para con el documental se vuelven acciones y las ideas en hechos. 
Los talleres que el festival nos ha dado durante la etapa de pre-producción nos ayudaron, a Emmanuel y a mi, como co-directores a compaginar ideas y a aprender antes de emprender el proyecto como tal. Hemos visto, a su vez, como cada uno de los integrantes del equipo, se han sentido fortalecidos con los talleres que se nos han otorgado. El GIFF es un espacio que nos permite, a nosotros los jóvenes, usar nuestra voz a modo creativo: sin lugar a duda, el festival se ha vuelto en ese espacio de demanda social creativo que nos permite alzar la voz y mostrar las historias que Guanajuato y su gente tiene.
En esta etapa del proyecto nos sentimos comprometidos por mostrar la voz de esta historia, por enseñar ese rincón de Guanajuato que nos ha enamorado y por contar la vida en que muchos sabemos se reflejarán. Iniciamos esta etapa de producción con mucho entusiasmo, con anhelo y claro, también con un tanto de nervio por la magnitud de su significado. Esperamos ansiosos poder mostrarles nuestro documental y que se enamoren de él de la misma manera en que nosotros lo hemos hecho.
¡En hora buena, más cine!






Las últimas semanas han sido muy enriquecedoras, en lo personal me ha ayudado mucho a aumentar mis conocimientos sobre audio, y esto permite que pueda desempeñar mi rol de manera más eficiente y profesional. Si antes teníamos las ganas, ahora tenemos los recursos para poder llevar a cabo el documental de la mejor manera y como la historia lo demanda. 
Todo el equipo está en un mismo sentir, y esto crea una armonía ideal para poder plasmar las ideas que tenemos en pantalla, a la vez que construye un ambiente de trabajo muy agradable y además eficiente.
El panorama se ve esperanzador y ahora esperamos con ansias los primeros días de rodaje para poder aplicar lo aprendido y poder contar esta historia para compartirla con toda la audiencia.

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