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miércoles, 26 de febrero de 2014

Sinopsis

Fotografía por Ricardo Suárez


A orillas de San Miguel Octopan se ciñen las fronteras de una comunidad ladrillera que se alza entre la indiferencia cotidiana. Vista desde el exterior la ciudad ladrillera se asoma como una tierra áspera: las torres de ladrillos se vuelven un lugar aislado de pequeñas fortunas y posibilidades. No obstante, desde su interior, para algunos como el joven ladrillero Miguel es la descripción de su carácter, el temple de su voz y la potencia de su eco.

Alzada la madrugada Miguel comienza su día de trabajo desde la morada de Doña Abelia, su abuela. Doña Abelia es el familiar más cercano a Miguel: su madre le abandonó con tan sólo seis años mientras que su padre, a cargo de otra familia, le visita ocasionalmente.

Conforme el día brota, las labores de Miguel comienzan a tomar forma en lo que se ha convertido el patio de su casa: las ladrilleras de Don Nacho, un anciano vivaracho que se ha convertido en su figura paternal. Don Nacho, habiendo pasado la mayor parte de su vida en las comunidades ladrilleras, se esmera por contornear nuevos horizontes para Miguel. Bajo el cielo árido la figura de éste se asoma entre las trincheras de ladrillos: cultiva el dolo, le da forma y una vez seco, lo cosecha.

Miguel no es experto en la vida, pero hay cosas de las que algo sabe: no está permitido confundir el destino con el origen. Por las mañanas, cultiva sus ambiciones con las reflexiones de la vida que le rodea. Una vez que comienza la tarde, deja el oficio de ladrillero para volverse al estudio. Abandona el lodo y se prepara para el recorrido de siete kilómetros en bicicleta que le espera para llegar a su escuela secundaria.

La educación de vida y la educación escolar se han convertido en el solvente de sus ambiciones: llegar a ser educador. Pese a las complicaciones sociales, a la carga de responsabilidades y a los problemas económicos, Miguel tiene altas calificaciones en su escuela y se ha destacado como alumno. Sin embargo, no son las buenas notas que tiene las que lo hacen destacar. Miguel pertenece a la minoría que desea progresar y no sólo sobrevivir. Miguel, a través de su endereza, demuestra cómo se cultiva y cosecha una mente en la adversidad.

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